Según investigaciones realizadas, un 88% de la población mundial vive en ciudades en las que la calidad del aire no cumple con los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tal y como se puede entender en este estudio, la contaminación del aire se compone de múltiples compuestos gaseosos y partículas, algunas de las cuales se asientan en la piel y causan daños oxidativos, acelerando la deshidratación que producen arrugas, asperezas y opacidad.
Y al igual que afecta a la piel, esta contaminación también ataca al cabello. Estas partículas procedentes del humo y el gas entran en contacto con la cutícula del pelo, quitándole así brillo y su aspecto sedoso. Estas partículas tienen la peculiaridad de que tienen mucha facilidad para adherirse con mucha facilidad, por lo que no es fácil blindarse ante su acción.
Los principales efectos que estos contaminantes medioambientales nos provoca en el cabello es una mayor sequedad capilar, un peor estado de salud de la cutícula dando lugar a un cabello encrespado y quebradizo, empeora los cabellos grasos al ensuciarse más fácilmente y, en general, hace que el cabello tenga menos cuerpo y esté menos sano.
Por tanto, podríamos decir que la contaminación sí que afecta al cabello y habría que tenerlo muy en cuenta a la hora de realizar su cuidado para evitar que el daño sea acumulativo y derive en problemas capilares más serios.
La mejor opción para contrarrestar estos efectos negativos es realizar siempre un lavado adecuado, con un champú que se adapte a cada tipo de cabello, hay algunos que incorporan ciertos ingredientes específicos frente a la acción de los agentes medioambientales.
Antes de proceder al lavado, se aconseja que se cepille el pelo puesto que así se eliminan buena parte de las partículas y resto de suciedad ambientales que se puedan acumular. No dudes en pasar por nuestra farmacia y aprovéchate del consejo de los profesionales. Conseguirás encontrar el champú que mejor se adapte a tus necesidades.
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