Aunque el gran beneficio que todos conocemos es el de reforzar el sistema inmunitario, la vitamina C es vital para la reparación celular y la recuperación de las lesiones, ayudando a cicatrizar de manera correcta.
Esta es una de las tantas vitaminas, aunque de las más conocidas, que participan en tantos procesos que se dan en el organismo. Su consumo habitual mejora la circulación de la sangre, promueve el crecimiento celular y minimiza los efectos negativos del daño oxidativo.
Alerta por falta de vitamina C
1 – Dolor corporal: aunque puede ser provocado por otras causas, las deficiencias nutricionales son comunes, influyendo de forma directa en la salud muscular y articular. La falta de vitamina C disminuye la absorción de algunos minerales esenciales, provocando debilidad muscular.
2 – Fatiga: o continua sensación de cansancio se puede provocar por la falta de vitamina C, ya que es básica para el rendimiento físico y mental. No tener la correcta cantidad de vitaminas en el organismo puede evitar que se produzca un buen descanso, prolongando la sensación de fatiga.
3 – Aparición habitual de infecciones: ya que es un nutriente esencial para los mecanismos de defensa del cuerpo, su disminución puede reducir la capacidad para destruir los patógenos que atacan al cuerpo para provocar todo tipo de enfermedades.
4 – Cambios de humor: unos correctos niveles de vitamina C ayudan a aportar estabilidad mental, tranquilidad y control sobre las hormonas que son causantes del mal humor. Estados de ánimo irritables, estrés u otras emociones parecidas pueden aparecer.
5 – Piel seca: impide que se produzca una pérdida de colágeno o elastina, encargadas de mantener la firmeza y elasticidad de la piel. Minimiza los efectos negativos de los radicales libres, eliminando las toxinas y el riesgo de envejecimiento prematuro. Además, facilita la absorción de nutrientes y líquidos, manteniendo la hidratación cutánea correcta.
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